CÓRDOBA. – Las exportaciones de la economía basada en el conocimiento superarían este año los US$8000 millones (en el 2022 fueron U$S7.834 millones, lo que significó un crecimiento interanual de 19,4%) lo que las ubica como el tercer sector exportador. Alrededor del 70% de lo que se vende al mundo son horas-hombre, servicios profesionales. La potencialidad del sector es mucha, según coinciden sus actores, quienes subrayan que para seguir aumentando la participación se requiere la “normalización” de la macroeconomía. Un factor a tener en cuenta es que son muchas las empresas que directamente se radican afuera -sin abandonar el país- y trabajan desde allí. Es el modelo que mejor se adapta para poder contar con talentos.
Como pasa con otros sectores de la economía, los especialistas destacan que no hay que perder de vista que la Argentina podría tener un rol mucho más preponderante en el mundo. Hay datos que dan una dimensión de que el crecimiento podría haber sido mucho más vigoroso: entre 2010 y 2020 el incremento de la economía basada en el conocimiento fue del 14% en la Argentina; Uruguay creció 230%; Polonia, 147%; Colombia 104% y Costa Rica, 168%. “Así y todo -sostiene Sebastián Mocorrea, presidente de Argencon, entidad que nuclea a prestadoras de servicios de todos los verticales del sector-, se exportaron unos US$ 8000 millones y se da trabajo a 500.000 personas”.
Una definición gráfica del ejecutivo es que en un sector que está “acoplado” al mundo, la brecha cambiaria expresa una “desconexión”. Mocorrea ratifica que los números muestran que el país “no está donde debería estar; las posibilidades son enormes”. En esa línea, añade que la definición de una estrategia es clave. “La geopolítica ayuda; los principales mercados son los desarrollados, donde haya conexión y talento se puede trabajar”, resume.
Ahora el sector busca poner en agenda el cómo generar las condiciones de desarrollo en todo el país, por lo que lanzó un “Plan Federal” de desarrollo para implementar durante los tres próximos períodos de Gobierno. Entre los puntos más destacados se encuentra el pedido por cambios en la ley sectorial vigente para retomar el espíritu de la de 2019, aunque el factor fundamental será alcanzar el orden macroeconómico.
Argencon presentó, esta semana, a los candidatos a presidente Sergio Massa y Javier Milei, el “Plan Federal de Economía de Economía del Conocimiento”; incluye cuatro ejes en los que se busca trabajar entre 2023 y 2035: gobernanza, competitividad, generación de recursos y programas de desarrollo. El sector pidió una aprobación con nivel de política pública de ese programa y también la recuperación de la ley original de Economía del Conocimiento del 2019. “La actual normativa, producto de la reforma de 2020, tiene un marcado sesgo anti exportador, gran complejidad burocrática, importantes indefiniciones y conceptos interpretables que abren áreas expuestas a la discrecionalidad de la autoridad de aplicación”, señalaron.
Con la brecha y los múltiples tipos de cambio, desde el sector admiten que la Argentina tiene problemas. Como las principales operaciones son de hora-hombre, esa misma mano de obra está tentada para trabajar al exterior cobrando directamente en dólares. Una retracción de la demanda que se produjo hace varios meses, cuando se redujeron los fondos de financiamiento internacional, “ordenó un poco el mercado”, indican.
“Sigue habiendo pleno empleo, pero en los últimos meses de pandemia el mercado estaba desquiciado”, explican varios empresarios. Lo que se da en la práctica es que las compañías abren filiales afuera lo que les permiten facturar y cobrar en moneda dura.
A partir de lo registrado a nivel internacional, en el mercado local cayó el nivel de rotación de los recursos humanos; según el monitor del Clúster Tecnológico de Córdoba en el primer semestre del año fue de 14%, diez puntos porcentuales menos que en 2022.
Desde la Cámara de la Industria Argentina de Software (Cessi), su presidente Sergio Candelo resalta que las exportaciones vienen aumentando y seguirán esa tendencia. El rubro cerraría el año en unos US$2600 millones. El sector global apunta a alcanzar los US$10.000 millones el próximo año.
Candelo ratifica que la brecha cambiaria es una restricción para las compañías que buscan internacionalizarse y reitera que desde hace un tiempo se inclinan por radicarse afuera. “Hay que lograr una economía local que permita trabajar desde nuestro país para generar más trabajo y divisas desde acá”, apunta y califica de “complicado” la retención de talento. La cuenta es clara: para pagar US$30.000 al año una firma debe exportar por US$120.000 y de esa manera logra los pesos para comprar esos dólares.
Un estudio de la Cessi revela que a julio pasado la mediana salarial para posiciones IT fue de $525.000 (114% más interanual); el 83% de los trabajadores del sector superó con su salario el valor de la canasta básica familiar. En octubre ese valor rondó los $660.000, lo que supone un aumento del 26% desde julio. En este segmento puntual, en el primer semestre la tasa de rotación de talento fue de 16% y la de deserción, 11%, lo que marca una desaceleración en la comparación interanual.
Sí “beneficia” el cambio en el impuesto a las Ganancias: “Mejora la competitividad del sector”, dice Candelo y refuerza que se tiene “todo” para “transformar” a la Argentina. “Hay que dedicarle tiempo, definir estrategias; tenemos que lograr que los que creamos empresas nos quedemos, retengamos a nuestros trabajadores”.
Tironeos por el monotributo
El monotributo tech, una propuesta impulsada por Sergio Massa que tiene media sanción de Diputados, generó desde el primer día las críticas de las empresas. Para Economía es un paso hacia la “regularización financiera y tributaria de los gamers y programadores freelance que cobran en moneda extranjera y que desean tener sus ingresos en la Argentina”. Las compañías entienden que la misma oportunidad se les debería dar a ellas.
Pablo Gigy, presidente del Clúster Tecnológico Córdoba -el primero que se formó en el país hace más de dos décadas- subraya que hay que “normalizar” el esquema de los tipo de cambios. “Empezar a regularizar para ir hacia la unificación -describe-. El potencial para generar divisas existe y está más que demostrado”.
En el primer semestre el 50% de las empresas radicadas en Córdoba indicaron que trabajan para el exterior y esa facturación creció 25% interanual: “Más empresas miran el mundo como mercado, lo que es muy bueno. Tenemos que sumar productos a los servicios profesionales que vendemos pero eso también tiene que ver con la situación macro, desarrollar marcas, patentes, productos, requiere inversión”.
Desde distintas start ups reconocen que cuando se posicionan y logran financiamiento, los propios fondos les piden que se constituyan afuera y allí crecen las posibilidades de conseguir inversiones que les permita escalar.
Marcelo Bechara fundó hace 26 años una compañía que comenzó como contact center y ahora es Evoltis, una empresa de servicios y consultoría de TI. Está convencido de que en el sector se deben diseñar las estrategias y basar las decisiones “en el propósito de largo plazo aun a expensas del corto plazo”.
En esa línea, recomienda tener un “entendimiento del contexto, elaborar la propuesta de valor tomando en cuenta la experiencia del cliente, sumar innovación y tecnología como impulsores de los modelos de negocio”. El empresario se apega al concepto de API economy, que permite a las empresas aprovechar las ventajas de la interconexión y la colaboración.
“Es lo que da más potencia a las empresas -sostiene Bechara-. Hay que contar con un enfoque metodológico; contar con diagnóstico organizacional, definir cuáles son las oportunidades y, desde la alta dirección, tomar conciencia de que cada vez más productos y servicios están embebidos en la economía del conocimiento. Hay que identificar en los mercados en qué nichos somos competitivos; generar una propuesta de valor atractiva; pensar como una start up en el sentido de medir, ser flexibles, tejer alianzas”.
Experiencias y apuestas
Geminus es empresa de desarrollos tecnológicos (cuenta con áreas de software factory, aplicaciones móviles; outsourcing y U-Muvit); su director Ricardo Ruival repasa que la pandemia del Covid-19 le dio al talento argentino del sector la posibilidad de “más visibilización” y profundizó su salida al mundo. Aun con los problemas de la macroenomía, señala que los servicios están “muy en precio” para los mercados externos.
La diversidad de tipos de cambio no hizo más que complejizar el “histórico problema” de la escasez de recursos humanos. “Les conviene trabajar directamente para afuera y si se le suma que no podemos exportar a un dólar competitivo, el problema es importante”, desliza y menciona que si termina saliendo el monotributo tech, las compañías deberían “tener la misma posibilidad, US$ 36.000 por cada empleo”. Vuelve sobre la “inconsistencia” que significa para el país que a las empresas les convenga radicarse afuera.
Mario Barra es cofundador y director de Vates, una empresa dedicada desde hace tres décadas al desarrollo del software con 500 empleados: “En un esquema cambiario desordenado, hay más tentación para las compañías y para la gente de trabajar afuera. Pero por los desacoples, el esquema de free lance es el que eligen”.
Su diagnóstico también es que avanzar en un monotributo especial termina generando una suerte de “competencia desleal” para las empresas. Aclara que su posición no es contra de quienes quieren trabajar así, sino en defensa de un ecosistema que invierte y apuesta a la formación. Entiende que -además de “normalizar” la macro- hay que profundizar la enseñanza de inglés, consolidar el entrenamiento de gente. “Tenemos que tratar de emular a Polonia; es un buen momento para prepararnos porque habrá otra ola fuerte a favor”.
Accenture es una compañía global de servicios profesionales que ofrece servicios en estrategia y consultoría en 121 países; cuenta con 13000 empleados en la Argentina, donde tiene cinco locaciones. Facundo Fora, Location Líder para Córdoba, plantea que proveen “recursos con expertise”, desarrollan algunos proyectos o participan en investigaciones en diferentes puntos del mundo. “El talento argentino tiene un alto nivel de profesionalización, muy buena capacidad productiva y un costo razonable. No somos ni low cost ni Premium. Las perspectivas son buenas para el 2024. Hay mucha necesidad de personal calificado, trabajamos para generar más perfiles para el futuro; el desafío es la retención de talento”, resume.
Fuente: La Nación. Por Gabriela Origlia.